miércoles, 27 de enero de 2021

Hallazgos de la educación virtual en general

 





Se ha comprobado durante el trabajo a distancia en el Gimnasio Las Palmas, que a pesar de la falta de la presencia física de los estudiantes, pueden ser alentados e inspirados por la transmisión virtual del docente.
Se percibe claramente la condición parcializada y reducida de la comunicación, el enajenamiento puede llegar muy rápido, al no empatizar fácilmente con  logos e imágenes de personas reales. A veces hasta parece estar en una película, ya que por razones didácticas las reuniones se grababan. Todo lo que debería de ser natural, es interpretado y supuesto hasta el punto de parecer irreal, y al pasar un tiempo así, la confianza, la calidez, la empatía, las cualidades que nos hacen sonreír al compartir con otro humano, se atrofian. Cada vez se hace más duro recuperar la capacidad de sacrificio, nuestras emociones no se reflejan en nadie, y  para quien desconozca este inmisericorde mecanismo de auto aislamiento, en cuestión  de meses podría sufrir desde depresión hasta psicosis.
Las emociones estancadas se añejan dentro y se arremolinan hasta crear toda clase de alucinaciones.
Sin embargo, haría falta mucho más esfuerzo emocional para que las imágenes al otro lado de la pantalla importen como personas reales, y la comunicación con los estudiantes no debe ser bilateral--algo como yo aprendo y obedezco, el profesor me dice que hacer. El docente debe ser tan solo un guía que asiste la búsqueda de sus estudiantes para encontrar su propia verdad, debe dar ejemplo total, es decir, ser también un estudiante de la vida que resguarda a los más jóvenes de la soledad y el rechazo, tal y como lo hace un padre de familia.
Es excelente el hecho de mostrarse a sí mismo falible, vulnerable, un ser humano igual a ellos - solo que con más experiencia. Se debe ser inteligente y jamás anteponer la autoridad frente al amor, la comprensión y la empatía.
No hay nada más despiadado que aislarse en lo alto de la autoridad y esparcir datos y números que a nadie hacen aprender ni sentirse más seguro aprendiendo.
Las palabras, sean de castigo o de aliento, dejan huellas profundas en una mente en formación, como la de los niños y jóvenes.
Al transmitir la imagen por una pantalla, el oído, la vista y la interpretación abstracta son los únicos sentidos utilizados. Un sentido extra, como el del humor, por ejemplo, ayuda a aliviar la posible tensión.
A veces veo que los docentes perdemos el sentido de nuestro propósito, y la opresión de los datos, números, y exactitud desapasionada al estilo perfeccionista de Platón, nos derrota. Siempre hay gente arriba y más arriba a quienes no les interesa nada ni nadie, y se ahogan en los mismos datos que solicitan, ya prácticamente para una velada extorsión de todos aquellos que aún creemos firmemente en el indispensable propósito de dar el sacrificio hoy para vivir mañana sin extraviarse del camino.
No se puede explicar el sufrimiento de las nuevas generaciones frente al mundo reducido a la sola materia y datos estériles que la sustentan, pero cuando se experimenta, se percibe, ya no hacen falta explicaciones.
Todos sabemos, aunque muy en el fondo, lo que los docentes debemos hacer, y como. Brillan los ojos de los presentes, en persona o en pantalla cuando te interesas por su creatividad, sus gustos, recordando que todos los estudiantes sin excepción son personas con sueños frágiles, que no harán daño a cosas sin importancia como la reputación y la autoridad, porque no han sido las valoran sin

Estas son mis palabras de aliento para los que las quieran leer.
Reflexionando acerca de cómo quiero yo recibir una clase divertida, que cautive mi curiosidad, encienda mi imaginación, se adhiera a mi memoria por toda la vida, y se quede en mi corazón, es posible conseguir brindar inspiración a cada ser humano que enseñemos, así no sea nuestra vocación o profesión.
Lo primero debe ser la confianza, no el tema de estudio, y lo primero primero que se debe aprender con el ejemplo, es a dar amor y brindar ayuda, a sí mismo y al otro, alimentando una enseñanza y a la vez aprendizaje recíproco.
Los docentes nunca debemos buscar estar por encima de nadie, ya que ser docentes o padres nos ofrece la oportunidad de ejercer poder, y si lo ejercemos mal con los más vulnerables, creyendo que no son más que extensiones de nuestro ego y ambiciones, sembraremos odio e infelicidad en el futuro también. En la reflexión nos educamos nosotros mismos,  para luego transmitirlo a aquellos que quedarán después de nosotros.
No se habría de subestimar.