El
mundo digital se ha expandido tanto, que hoy es casi la mitad de
nuestras vidas, y en ocasiones – todo nuestro trabajo y creaciones
se encuentran en distintas “nubes”. Millones de perfiles con una
persona verdadera, imaginaria, real o inexistente detrás, saturan
las redes como una muchedumbre en horas pico compartiendo su
información, conectándose de esta manera simbólica. Hasta si no
tienes una vida real, tienes opciones para elegir una virtual, en
donde puedes conectarte desde que te despiertas hasta que te
duermes...o dejas de dormir yendo de un logro a otro.
A
veces, gracias a esta interacción simbólica aprendemos a diferenciar
lo verdadero de lo falso; la información venida de una persona con
algunos brillos en pantalla jamas se podrá comparar con el brillo de
los ojos y el calor de su presencia física.
Sin
embargo, no todos tenemos clara esta diferencia. Algunos de estos
perfiles de personas están empeñados en buscar su adicción emocional
– el elixir de la indignación. Esta sensación, cotilla, pequeña y
patética siempre esta buscando en las redes con que indignarse,
teniendo de esta forma la capacidad de hacerle notar al otro,
objetivo de su elixir, que es mejor que el, solo por la razón que
algo lo indigno... o solo tiene un detector de ignominias
hiperactivo. Así, todo es en serio y todo es contra mi. Realmente
patético.
Estos son rasgos de gente
pequeña,quieta, y muerta en vida que no es capaz de perdonar ni
crear nada. De repente recuerdo escenas de Natural Born Killers, en
donde Mickey habla sobre la gente que ya esta muerta, frente a su
tele, detenida en el tiempo que pasa alrededor de esta. Tratan de
forzar a otros a su quietud, pero se quedan con nada, porque la vida
es vida solo porque esta en perpetuo movimiento y cambio. Si se
represa todo este flujo, se desbordara con toda seguridad, y es el
desconocimiento de la física de las leyes naturales es lo que hoy nos
hace el homo machina animata – una suerte de androide que trata de
comprender y utilizar en vez de vivirlo en el presente, ya que se
tiene mucha comodidad en estos días que no nos permite recordar lo
indefensos que somos en realidad. A veces solo hace falta salir a
disfrutar el sol, a veces no basta una desgracia para comprenderlo,
eso que nos hace humanos, viene del interior, de la postura frente al
mundo y sus ordenadas sucesiones de caos. Si atercamos en forzarlo
según nuestra voluntad – se rompe y se desgrana en dolor – algo
sin duda necesario, aunque ya no cualquiera lo soporta. Antes para
eso servían las guerras, pero ahora viene algo mas complejo – la
propia alma retorciéndose no se donde. Mas temprano que tarde, otro
embudo de selección natural se encargara de todo el desastre de la
manera sutil, elegante y tan natural como el hecho que el sol saldrá
en la mañana, y nosotros – tan humanos – nos adaptaremos.
El sufrimiento hace a la
gente compasiva – decía Jim Carrey, dejando captar en la foto sus
rasgos y mirada empapada en sufrimiento indecible – ese que solo
entendemos los locos, los adictos, y los que han perdido gente amada.
El desafío es poder valorar sin perder. Podrán hacerlo? A mi me
importa como a cualquier pedagogo, a veces mas de lo necesario.
Pero, quien seria yo sin mi compasión? Mi pozo de dolor indecible se
habría llenado en vano si no me importaran los humanos que
comprenden, quieren aprender, y aceptar sus desafíos del dia a dia
con la cabeza en alto.
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